Homero cuenta que el famoso Sísifo fue condenado a empujar una roca hasta la cima de una montaña, desde donde caería eternamente, transformando el trabajo de Sísifo en un castigo permanente.
Allí está entonces el retrato de nuestra sociedad contemporánea, en donde el trabajo llega a convertirse en trabajo inútil, ya que no genera valor agregado.
Pero al hablar de valor agregado no me refiero al valor agregado material, derivado de una estricta aplicación de la teoría económica neoclásica. Más bien me refiero al valor que suma humanidad, que multiplica satisfacción, que no divide y no resta.
Repaso el mito de Sísifo, a propósito del desencanto que produce el trabajo subvalorado, despreciado y abandonado en función de mezquinos intereses políticos. El trabajo político es el eterno rodar de una roca que no encuentra fundamento sino es en la ilusión del progreso. Es el castigo de lo político. El verdadero trabajo, el que genera valor, es aquel que se relaciona con el crecimiento cultural de la sociedad.
Allí está entonces el retrato de nuestra sociedad contemporánea, en donde el trabajo llega a convertirse en trabajo inútil, ya que no genera valor agregado.
Pero al hablar de valor agregado no me refiero al valor agregado material, derivado de una estricta aplicación de la teoría económica neoclásica. Más bien me refiero al valor que suma humanidad, que multiplica satisfacción, que no divide y no resta.
Repaso el mito de Sísifo, a propósito del desencanto que produce el trabajo subvalorado, despreciado y abandonado en función de mezquinos intereses políticos. El trabajo político es el eterno rodar de una roca que no encuentra fundamento sino es en la ilusión del progreso. Es el castigo de lo político. El verdadero trabajo, el que genera valor, es aquel que se relaciona con el crecimiento cultural de la sociedad.